It is incredibly rewarding for a teacher to see or hear that glimmer of understanding in a student, especially in a student who has failed to comprehend earlier lessons. Scribes had consistently failed to understand Jesus. They were more concerned about keeping Sabbath practices and eating with clean hands than about doing good for others. But today we meet a scribe who, when told that the greatest of all commandments is to love God with our whole self and to love our neighbor as ourselves, immediately points out that these are worth more than all the offerings made in the temple. Jesus, seeing that he “got it,” assures him, “You are not far from the kingdom of God” (Mark 12:34). We just honored the saints, whom we believe are in God’s kingdom. This is our goal as well. Today we are reminded of the means to that goal. The love and care that we have for ourselves must be turned outward, toward God and our neighbor. This sacrifice—not one of the burnt offerings, but the selfless one Jesus modeled for us on the cross—is the sacrifice Jesus calls us to make.
How will you show that you too understand the greatest commandment?
Es increíblemente gratificante para un maestro ver u oír ese destello de comprensión en un estudiante, especialmente en un estudiante que no ha comprendido las lecciones anteriores. Los escribas habían fracasado constantemente en entender a Jesús. Estaban más preocupados por guardar las prácticas del sábado y comer con las manos limpias que por hacer el bien a los demás. Pero hoy nos encontramos con un escriba que, cuando se le dice que el mayor de todos los mandamientos es amar a Dios con todo nuestro ser y amar al prójimo como a nosotros mismos, inmediatamente señala que estos valen más que todas las ofrendas que se hacen en el templo. Jesús, viendo que lo había entendido, le asegura: “No estás lejos del reino de Dios” (Marcos 12:34). Acabamos de honrar a los santos, quienes creemos que están en el reino de Dios. Este es también nuestro objetivo. Hoy se nos recuerda el medio para alcanzar ese objetivo. El amor y el cuidado que tenemos por nosotros mismos deben dirigirse hacia afuera, hacia Dios y hacia el prójimo. Este sacrificio —no el de un holocausto, sino el desinteresado que Jesús modeló para nosotros en la cruz—es el sacrificio que Jesús nos llama a hacer.
¿Cómo demostrarás que tú también en endes el mayor mandamiento?
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