St. Francis of Assisi Weekly Reflections

Love One Another as I Love You

05-09-2021Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 46, No. 2

With the word love appearing in today’s readings over a dozen times, it is tempting to imagine an idyllic scene with family and friends gathered together holding hands and telling each other how much they care for each other. But the love Jesus calls us to is a lot more challenging. After all, he said that the greatest love is the willingness “to lay down one’s life for one’s friends” (John 15:13). The very next day he did exactly that, but not just for his friends. He did it for everyone, everywhere, including generations of people who had not yet been born, including us. “Love one another as I love, you,” Jesus commanded (15:12). This is the selfless and unconditional love we are called to. We are to care for others as much as ourselves. This, he says, makes our joy complete. We live not just for ourselves, but for others: our parents, spouse, and children; our friends, neighbors, and acquaintances; the senior citizen in the nursing home, the prisoner serving a life sentence, the unborn baby in the womb, the family living in poverty on the other side of the tracks or halfway around the world. We are all God’s children, so we are all sisters and brothers, all worthy of our love.

How do you share the love God has for you with your brothers and sisters?

Amense Unos a los Otros Como los Amo Yo

Con la palabra amor apareciendo en las lecturas de hoy más de una docena de veces, es tentador imaginar una escena idílica con familiares y amigos reunidos tomados de la mano y diciéndose lo mucho que se quieren. Pero el amor al que Jesús nos llama es mucho más desafiante. Después de todo, dijo que el amor más grande es la disposición “a dar la vida por los amigos” (Juan 15:13). Al día siguiente hizo exactamente eso, pero no solo para sus amigos. Lo hizo por todos en todas partes, incluidas generaciones de personas que aún no habían nacido, incluidos nosotros. “Ámense los unos a los otros como yo lo he amado”, ordenó Jesús (15:12). Este es el amor desinteresado e incondicional al que estamos llamados. Debemos cuidar a los demás tanto como a nosotros mismos. Esto, dice él, completa nuestra alegría. Vivimos no solo para nosotros, sino para los demás: nuestros padres, cónyuge e hijos; nuestros amigos, vecinos y conocidos; el anciano en el hogar de ancianos, el preso que cumple cadena perpetua, el feto en el útero, la familia que vive en la pobreza al otro lado de las vías o al otro lado del mundo. Todos somos hijos de Dios, por lo que todos somos hermanos y hermanas, todos dignos de nuestro amor.

¿Cómo compartes el amor que Dios tiene por ti con tus hermanos y hermanas?

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