St. Francis of Assisi Weekly Reflections

Wedding March

06-10-2018Liturgy CornerFr. Paul Turner © 2001 Resource Publications, Inc.

The music that opens a Catholic wedding sets the tone for the celebration. Although many couples cannot imagine beginning the ceremony with any other music than the traditional wedding march, the church suggests that this is the time for the same kind of hymn that opens the celebration of Mass. Most people know the traditional wedding march by its popular title, "Here Comes the Bride." Some parishes specifically ask couples not to use it. Many couples have assumed that this march is as necessary as the bride's white dress and the white cake at the reception, but none of these customs is absolutely essential.

The Catholic wedding takes place in a sacred setting where certain values govern the realization of any liturgical ceremony. One value is the full, active, conscious participation of the assembly. The people at a wedding are not mere observers. Their role is to pray and actively witness the exchange of the couple's consent. We begin the celebration of Sunday Mass with a hymn of praise that involves everyone. The church intends that the wedding should start the same way. The purpose of the gathering is not the arrival of the bride, but the praise of God.

Even so, many weddings begin with instrumental music. Often the musicians play an alternate march from the vast repertory of classical music. An instrumental permits everyone else to observe the procession. Sometimes this procession is followed by a hymn of praise, once the ministers and the wedding party have taken their places. An opening hymn gives members of the assembly the opportunity to express their faith in God, to unite their hearts in prayer, to exercise their role as active witnesses and to affirm the main reason we gather in sacred space for this special day: to lift our thanks to God

La música de apertura de una boda católica establece el tono para la celebración. Aunque muchas parejas no pueden imaginar comenzar la ceremonia con otra música que la tradicional marcha nupcial, la iglesia sugiere que este es el momento para el mismo tipo de himno que abre la celebración de la Misa. La mayoría de la gente conoce la tradicional marcha nupcial por su popular título. "Aquí viene la novia". Algunas parroquias le piden específicamente a las parejas que no la usen. Muchas parejas piensan que esta marcha es tan necesaria como el vestido blanco de la novia y el pastel en la recepción, pero ninguna de estas costumbres es absolutamente esencial.

La boda católica se lleva a cabo en un ambiente sagrado donde ciertos valores gobiernan la realización de cualquier ceremonia litúrgica. Un valor es la participación plena, activa y consciente de la asamblea. Las personas en una boda no son meros observadores. Su papel es orar y presenciar activamente el intercambio del consentimiento de la pareja. Comenzamos la celebración de la Misa dominical con un himno de alabanza que incluye a todos. La iglesia tiene la intención de que la boda comience de la misma manera. El propósito de la reunión no es la llegada de la novia, sino la alabanza de Dios.

Aun así, muchas bodas comienzan con música instrumental. A menudo los músicos tocan una marcha alternativa desde el vasto repertorio de la música clásica. Un instrumental permite a todos los demás observar la procesión. A veces esta procesión es seguida por un himno de alabanza, una vez que los ministros y el sequito nupcial hayan tomado su lugar. El himno de apertura da a los miembros de la asamblea la oportunidad de expresar su fe en Dios, unir sus corazones en oración, ejercer su rol como testigos activos y afirmar la razón principal por la cual nos reunimos en el espacio sagrado para este día especial: levantar nuestras gracias a Dios.

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