St. Francis of Assisi Weekly Reflections

Mass Intentions

11-26-2017Liturgy CornerFr. Paul Turner © 2001 Resource Publications, Inc.

According to an old tradition, Catholics may offer a contribution to a priest and request an intention for a particular Mass (canon 945-946). This custom invites the faithful into a deeper celebration of the Eucharist by uniting their sacrifice with that of Christ. It also helps compensate the church's minister for his work. Because of the latter reason, the contribution is called a "stipend." In affluent countries the stipend is inadequate and the priest receives a salary. In poor countries priests cannot support themselves without the Mass stipend.

For a while, the custom sustained the belief that a Mass could hold a primary intention and that the priest could control the blessings of a Mass in a specific way. Recent statements from Rome have not reinforced that thinking, however. Rather, the priest accepts the offerings for Mass "according to particular intentions." God directs the fruits of the Mass, which are infinite and universal, according to the devotion of the faithful.

Most parishes keep a record of Mass intentions in the office and they are commonly published in the bulletin and announced at the Masses. When doing so, it is more accurate to say, "We remember this person in a special way at this Mass," than to say in a restrictive sense, "This Mass is offered for this person." The Mass is offered for all.

Intenciones de Misa

Según una vieja tradición, los católicos pueden ofrecer una contribución a un sacerdote y solicitar una intención para una Misa en particular (canon 945-946). Esta costumbre invita a los fieles a una celebración más profunda de la Eucaristía al unir su sacrificio con el de Cristo. También ayuda a compensar al ministro de la iglesia por su trabajo. Debido a esta última razón, la contribución se llama "estipendio". En los países ricos, el estipendio es inadecuado y el sacerdote recibe un salario. En los países pobres, los sacerdotes no pueden mantenerse a sí mismos sin el estipendio de la misa.

Por un tiempo, la costumbre sostuvo la creencia de que una Misa podía tener una intención primaria y que el sacerdote podía controlar las bendiciones de una Misa de una manera específica. Las declaraciones recientes de Roma no han reforzado ese pensamiento, sin embargo. Por el contrario, el sacerdote acepta las ofrendas para la Misa "de acuerdo con intenciones particulares". Dios dirige los frutos de la Misa, que son infinitos y universales, según la devoción de los fieles.

La mayoría de las parroquias mantienen un registro de las intenciones de Misa en la oficina y se publican comúnmente en el boletín y se anuncian en las Misas. Al hacerlo, es más exacto decir: "Recordamos a esta persona de manera especial en esta Misa", en lugar de decir: "Esta Misa se ofrece para esta persona". La Misa se ofrece para todos.

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