The book of the Gospels is a collection of Gospel passages proclaimed at Mass. It is an excerpt of the lectionary, usually containing the Gospels for Sundays and solemnities, and decorated with dignity. It does not contain the entire text of all four Gospels. The words of Jesus are highly esteemed by Christians, so the Book of the Gospels receives more respect than other volumes of the lectionary.
It is not required to use the Book of the Gospels at Mass, but it is recommended. This book – not the lectionary – may be carried in the entrance procession by a deacon, or by a lector when there is no deacon. The minister walks with the book slightly elevated and places it on the altar, which represents Christ, the living stone (1 Pt 2:4). This placement unifies two primary symbols for Christ: the Liturgy of the Word and the Liturgy of the Eucharist.
During the Gospel Acclamation, the deacon or priest goes to the altar, lifts the Book of Gospels, and carries it to the ambo. He may incense the book after announcing the evangelist. He proclaims the Gospel and then kisses the book. If a bishop presides, the deacon who proclaims the Gospel may carry the book to the bishop for him to kiss. The bishop may then grasp the book and bless the people making the sign of the cross with it. Afterward, the book may be placed on the credence table or in some other worthy place.
El libro de los Evangelios es una colección de pasajes evangélicos proclamados en la Misa. Es un extracto del leccionario, que generalmente contiene los Evangelios para los domingos y las solemnidades, y está decorado con dignidad. No contiene el texto entero de los cuatro Evangelios. Las palabras de Jesús son altamente estimadas por los cristianos, por lo que el Libro de los Evangelios recibe más respeto que otros volúmenes del leccionario.
No se requiere usar el Libro de los Evangelios en la Misa, pero se recomienda. Este libro -no el leccionario- puede ser llevado en la procesión de entrada por un diácono, o por un lector cuando no hay diácono. El ministro camina con el libro ligeramente elevado y lo coloca sobre el altar, que representa a Cristo, la piedra viva (1 P 2, 4). Esta colocación unifica dos símbolos primarios para Cristo: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía.
Durante la Aclamación del Evangelio, el diácono o sacerdote va al altar, levanta el Libro de los Evangelios y lo lleva al ambo. Puede incensar el libro después de anunciar al evangelista. Él proclama el Evangelio y luego besa el libro. Si un obispo preside, el diácono que proclama el Evangelio puede llevar el libro al obispo para que lo bese. El obispo puede entonces agarrar el libro y bendecir a la gente que hace el signo de la cruz con él. Después, el libro puede colocarse en la mesa de credenciales o en algún otro lugar digno.
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