St. Francis of Assisi Weekly Reflections

Are you allowing God to mold you?

12-03-2017Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 42, No. 2

Advent is significantly shorter this year. Last year Advent began on November 27; this year it begins nearly a whole week later. It makes us even more anxious. We have less time to buy presents, write cards, bake cookies, decorate the home, prepare for gathering, and so on. The passage from Mark's Gospel we hear today warns us to be ready, but in a different sense. We are to be prepared, not in the sense of having presents wrapped and the tree trimmed, but prepared to receive Christ into our lives in a special way. The people of Isaiah's time were not prepared. They had turned away from God time and again. The prophet admonishes God's people, himself included, saying, "we have all withered like leaves," an image certainly appropriate to this season (Isaiah 34:5). But the passage closes with the assurance that God can mold us, as a potter works the clay. The Christian community in Corinth allowed this to happen and Saint Paul assures them that God "will keep you firm to the end," molding them, as it were, into a faithful people (1 Corinthians 1:8).

How have you allowed God to mold you? Are you firm in your faithfulness to God?

¿Estas permitiendo que Dios te moldeé?

Adviento es significativamente más corto este año. El año pasado Adviento comenzó el 27 de noviembre; este año comienza casi una semana después. Nos pone aún más ansiosos. Tenemos menos tiempo para comprar regalos, escribir tarjetas, hornear galletas, decorar la casa, prepararnos para las reuniones familiares, etc. El pasaje del Evangelio de Marcos que escuchamos hoy nos advierte que debemos estar preparados, pero en un sentido diferente. Debemos estar preparados, no en el sentido de tener los regalos envueltos y el árbol decorado, sino preparados para recibir a Cristo en nuestras vidas de una manera especial. La gente del tiempo de Isaías no estaba preparada. Se habían apartado de Dios una y otra vez. El profeta le advirtió al pueblo de Dios, incluso a él mismo, diciendo: "todos nos hemos marchitado como las hojas", una imagen ciertamente apropiada para este tiempo (Isaías 34: 5). Pero el pasaje se cierra con la seguridad de que Dios puede moldearnos, como un alfarero trabaja la arcilla. La comunidad cristiana en Corinto permitió que esto sucediera y San Pablo les aseguró que Dios "los mantendrá firmes hasta el fin", moldeándolos en un pueblo fiel (1 Corintios 1: 8).

¿Has permitido que Dios te moldeé? ¿Estás firme en tu fidelidad a Dios?

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