St. Francis of Assisi Weekly Reflections

How have you Responded to God's Mercy?

10-30-2016Weekly Reflection

Last Sunday's Gospel gave us a tax collector's beautiful prayer to take with us from this Jubilee Year of Mercy. Today, another tax collector's encounter with Jesus offers a comforting memory to cherish, but also a challenging mission to embrace. Zacchaeus' short stature (see Luke 19:3) matched how contemptible, socially and spiritually, Zacchaeus' religious acquaintances considered tax collectors to be. Jesus counters that judgment with mercy. Radical sin meets unmerited grace. God seeks and finds the lost; a sinner's home becomes salvation's house. The sinner "quickly" welcomes salvation "with joy" (19:6), while the righteous grumble judgmentally at God's mercy. Mercy challenges us, too. Like Zacchaeus, we have been sought and found by Jesus, called by name to welcome Jesus into our heart's home. Therefore, we must go forth from this Jubilee Year of Mercy as "missionaries of mercy," seeking our fellow sinners with Jesus, receiving them with joy (see 19:6) as cherished brothers and sisters, and joyfully offering our judgment-free hospitality as Jesus' own "Welcome home!"

—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.

¿Cómo has Respondido tu a la Misericordia de Dios?

En el Evangelio del domingo pasado leímos que el recaudador de impuestos hizo una hermosa oración y nosotros la podemos rezar este Año Jubilar de la Misericordia. Y en el Evangelio de hoy también leemos acerca de otro recaudador de impuestos quien se encuentra con Jesús y la historia ofrece una misión difícil de comprender. Los conocidos religiosos de Zaqueo consideraban a los recaudadores de impuestos algo bajo y eran despreciados social y espiritualmente. Jesús responde a ese juicio con misericordia. El pecado radical se encuentra con la gracia inmerecida. Dios busca y encuentra lo perdido; la casa de un pecador se convierte en la casa de salvación. El pecador "pronto" acepta la salvación "contento" (19:6), mientras que los justos se quejan juiciosamente de la misericordia de Dios. La misericordia también nos desafía a nosotros. Como a Zaqueo, Jesús nos buscó y nos encontró, llamados por nuestro nombre recibimos a Jesús en el hogar de nuestro corazón. Por lo tanto, tenemos que terminar este Año Jubilar de la Misericordia como "misioneros de misericordia", buscando con Jesús a nuestros compañeros pecadores, recibiéndolos con alegría (ver 19:6) como hermanas y hermanos queridos, y alegremente ofreciéndoles nuestra hospitalidad sin ningún juicio como la propia "bienvenida a casa" de Jesús.

—Peter Scagnelli, Copyright © J. S. Paluch Co., Inc.

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